Dar paga a los niños puede parecer un gesto pequeño, pero esconde mucho más que unas cuantas monedas en el bolsillo. Es una de las primeras formas que tienen de empezar a tomar decisiones por sí mismos, de entender el valor de las cosas y de aprender, poco a poco, a gestionar recursos. Pero, claro, no siempre sabemos cuándo es el momento adecuado, cuánto dinero dar o si es buena idea hacerlo.
Desde el Club de Mi Caja te contamos cuándo empezar, qué cantidad puede ser razonable y cómo convertir la paga en una herramienta educativa que acompañe su crecimiento con cabeza.
¿Es bueno dar paga?
Dar una paga no es algo obligatorio, pero puede convertirse en una gran oportunidad educativa. Al recibir una cantidad fija, ya sea mensual o semanal, los niños empiezan a tomar decisiones importantes: ¿gastar o ahorrar?, ¿esperar o comprar al momento?, ¿gestionar lo que tienen o pedir más?
Esta experiencia les ayuda a comenzar a entender cómo funciona el dinero, todo dentro de un entorno seguro en el que los adultos acompañamos con orientación y diálogo. Eso sí, no se trata de dar dinero sin más, ni de convertir la paga en un premio o castigo constante. La clave está en definir un marco claro y coherente que les enseñe que el dinero tiene un valor y unos límites.
¿A qué edad se puede empezar?
Entre los 6 y los 8 años muchos niños ya tienen capacidad para comprender conceptos básicos como el ahorro, la planificación o el coste de las cosas. A esa edad, una paga pequeña y regular puede ser un buen comienzo.
Lo importante es que haya una conversación previa: ¿Para qué sirve la paga? ¿Qué pueden comprar con ella? ¿Que no entra dentro de esa cantidad? A medida que crecen, se puede ir ajustando el importe y la frecuencia, e incluso animarles a anotar sus gastos o establecer objetivos de ahorro.
¿Cuándo es lo adecuado?
No hay una cifra única. Depende de la edad, de lo que se espera que gestionen y, por supuesto, de las posibilidades de cada familia.
Como referencia general:
- Entre 6 y 9 años: pequeñas cantidades semanales (por ejemplo, 1 0 2 euros).
- Entre los 10 y 12 años: cantidades un poco mayores, con una gestión más libre (5 a 10 euros semanales, o 15-20 mensuales).
- A partir de los 13 o 14 años: se pueden dar una paga mensual algo más amplia, con la idea de que gestionen parte de sus gastos personales (planes, regalos, etc),
Lo importante no es el momento exacto, sino que se ajuste a su edad, a su nivel de responsabilidad y a los objetivos educativos que se quieran trabajar.
¿Cómo organizar la paga?
Lo ideal es hacerlo con orden y sentido.
- Establece una frecuencia fija: semanal para los más pequeños, mensual para los mayores. Lo importante es que sea regular y predecible.
- Define qué gastos cubre: ¿Es para chuches? ¿Pequeños caprichos? ¿Parte del regalo para un amigo? Aclararlo evita malentendidos.
- No la uses como premio o castigo constante: aunque puedas vincularla a ciertos compromisos (como colaborar en casa), no conviene darla o quitarla en función del comportamiento del día. El objetivo no es “ganársela”, sino aprender a gestionarla.
- Acompaña el proceso con diálogo: hablad de qué han comprado, si han conseguido ahorrar, en qué se han equivocado. Sin juicio, sólo como parte del aprendizaje.
- Anímales a tener objetivos de ahorro: una parte para gastar, otra para ahorrar, y quizás una pequeña parte para regalar o donar. Es una forma bonita de aprender a gestionarlo pensando en uno mismo y en los demás.
¿Y si deciden mal? También se aprende
Es muy probable, que en algún momento se equivoquen: que gasten toda la paga cuando la reciben, que compren algo por impulso y se arrepientan a los cinco minutos, o que no tengan suficiente para un plan que realmente les hacía ilusión. Y cuando eso ocurra, lo más importante es no intervenir demasiado rápido ni convertirlo en un drama.
Equivocarse también es aprender. Es en esos momentos cuando podemos acompañarlos y ayudarles a reflexionar: ¿por qué crees que te has quedado sin dinero tan rápido? ¿qué podrías hacer distinto la próxima vez? ¿Qué te gustaría hacer con tu paga la semana que viene?
Este tipo de conversaciones no solo les ayudan a mejorar su forma de gestionar el dinero, sino que también refuerzan su capacidad para pensar en las consecuencias, planificar y asumir la responsabilidad de sus decisiones.
Lo más importante es no rescatarles automáticamente. Si cada vez que se quedan sin dinero les damos más, el mensaje que reciben es que el dinero aparece sin esfuerzo ni límites. En cambio, si les damos espacio para aprender desde la experiencia (con nuestro apoyo cercano), les estamos enseñando a ser más responsables, autónomos y conscientes.
La paga como escuela de vida
Dar paga a los niños no es solo cuestión de monedas o billetes, sino de confianza y aprendizaje. Es una herramienta para que exploren, tomen decisiones y, sí, también se equivoquen. Con límites claros, diálogo y paciencia, la paga puede ser su primer paso hacia una relación sana con el dinero.
En El Club de Mi Caja creemos que estas pequeñas experiencias construyen grandes aprendizajes. Porque no se trata de cuánto les das, sino de cuánto les enseñas con ello.