En un mundo donde los regalos a veces se convierten en simples objetos que se acumulan, enseñar a nuestros hijos el verdadero valor de regalar puede marcar una diferencia profunda en su manera de relacionarse con los demás. Entre los 4 y los 9 años, los niños están en una etapa ideal para comprender la importancia de los gestos, desarrollar empatía y participar activamente en el proceso de dar.
En este post te damos algunas claves para que, estas Navidades o en cualquier otra celebración, el regalo se convierta en una oportunidad de aprendizaje emocional y creativo.
Más que objetos: un acto de cariño
Lo primero que debemos transmitirles a nuestros hijos es que un regalo no es solo una cosa envuelta en papel bonito. Es una forma de decirle a otra persona “me importas”, “te conozco” o “he pensado en ti”.
Explica a tu hijo que un buen regalo no tiene que ser caro ni comprado. Puede ser algo hecho con sus propias manos, una sorpresa pensada con cariño, una manualidad, una tarjeta, un dibujo… o incluso una experiencia que compartan juntos. Lo importante no es el valor económico, sino el emocional.
Elegir el regalo: una oportunidad para pensar en los demás
Una actividad muy interesante para hacer en casa es proponerle a tu hijo que elija un regalo para alguien cercano (por ejemplo, un abuelo, un amigo, una profesora). Pregúntale:
- ¿Qué le gusta a esta persona?
- ¿Qué crees que le haría ilusión?
- ¿Qué podrías hacer tú para sorprenderla?
Este tipo de preguntas invitan al niño a ponerse en el lugar del otro, a observar y recordar detalles, y a ejercitar su capacidad de empatía.
Puedes convertirlo en un juego familiar: cada uno tiene que pensar un regalo para otro miembro de la familia sin decirlo en voz alta, y luego compartirlo. A veces surgen ideas realmente tiernas.
Regalos hechos en casa (¡y con el corazón!)
Entre los 4 y los 9 años, los niños están llenos de creatividad. Aprovecha esta etapa para animarlos a crear sus propios regalos. Algunas ideas:
- Tarjetas personalizadas con dibujos, palabras bonitas o frases que les salgan del corazón.
- Pulseras o colgantes hechos con cuentas, lana o materiales reciclados.
- Cupones regalo: “Vale por una tarde de juegos contigo”, “Vale por una historia inventada por mí”, etc.
Macetas decoradas a mano con una planta o semillas. - Galletas caseras preparadas juntos y decoradas como sorpresa para alguien querido.
Estas actividades no solo son divertidas, sino que fortalecen el vínculo entre padres e hijos y les enseñan el valor del esfuerzo.
El momento de regalar también se aprende
Ayuda a tu hijo a preparar la entrega del regalo. Pueden envolverlo juntos, pensar una forma bonita de dárselo o incluso practicar lo que quiere decir al darlo. Eso les dará confianza y les hará sentir orgullosos de lo que han preparado.
Enséñale también a observar cómo reacciona la otra persona: si sonríe, si le da las gracias, si se emociona. Todo eso es parte del aprendizaje del regalo como acto de conexión humana.
Cuando ellos reciben: también es un buen momento para educar
Igual de importante que regalar es recibir con gratitud. Aprovecha estas fechas para hablar de la importancia de agradecer, incluso cuando el regalo no sea exactamente lo que esperaban. Puedes decir cosas como:
- “Lo han hecho con cariño, eso es lo que importa.”
- “¿Qué crees que pensó esta persona al elegir este regalo para ti?”
De esta forma, ayudamos a nuestros hijos a valorar el gesto más allá del objeto.
Regalar como acto de amor
Educar en el valor de regalar es educar en empatía, generosidad y creatividad. Es una oportunidad perfecta para reforzar vínculos familiares, fomentar la expresión emocional y enseñar a nuestros hijos a mirar a los demás con atención y cariño.
Desde El Club de Mi Caja creemos en una educación completa que incluya también estos pequeños grandes gestos del día a día. Porque regalar con sentido es, en realidad, una forma maravillosa de crecer.